Hay una verdad empírica que toda persona que quiera invertir sus ahorros debe tener presente: la inversión en renta variable, es decir, en empresas cotizadas en bolsa, ha sido históricamente la más rentable. Asumiendo esto último, y queriendo actuar en consecuencia, le surge al ahorrador el obstáculo, en ocasiones, de no poder construir con razonable éxito su cartera de inversiones (por las razones que sean). En cualquier caso, en este momento entrarían en juego los fondos de inversión en renta variable, aunque continuaríamos teniendo el mismo problema, decidir cuál de todos los existentes es el más adecuado. Hay varios factores, sin embargo, que deben darse en los mismos, que son esenciales, y que nos permiten hacer una importante criba dentro de los muchos fondos de inversión existentes a la hora de convertirnos en partícipes.
El ahorro es requisito sine qua non para invertir, pero una vez ahorramos, tenemos que decidir dónde invertir. Imagen: Budapest Business Journal |
Básicamente son cuatro las características o circunstancias que deben darse, al menos desde mi punto de vista, y pensando en una inversión a largo plazo (largo plazo, ya que no veo racional invertir en acciones de empresas cotizadas con otro horizonte temporal): alineación de intereses con el partícipe; rentabilidad media superior a su índice de referencia; horizonte temporal de medio / largo plazo; y adecuada percepción del riesgo.
- Alineación de intereses con el partícipe
Este es, en mí opinión, el primer y más reseñable factor a tener en cuenta. En la mayoría de los casos no se da, por lo que aplicándolo podemos descartar buena parte de los fondos de inversión.
El ser humano funciona por incentivos, esa es otra verdad empírica. Tanto gestor (la persona que gestiona el fondo de inversión), como partícipe (la persona que invierte en el fondo de inversión) quieren ganar dinero, y es un objetivo legítimo. El problema surge cuando la mayor parte de los emolumentos del gestor no dependen directamente del desempeño del fondo, desempeño del que sin embargo sí dependen las ganancias o pérdidas del partícipe.
Si el gestor tiene sus ahorros invertidos en el fondo, su principal interés será que a largo plazo dicho fondo reporte buenas rentabilidades, y actuará con dicho incentivo. "Jugarse" su dinero es un incentivo poderoso, y aunque no todos los gestores necesitan de este incentivo para hacer bien su trabajo, es indudable que, de estar presente, el gestor tenderá a poner más atención en realizar un trabajo serio a la hora de elaborar y gestionar la cartera.
Es interesante por tanto buscar fondos en los que los gestores estén invertidos (es una circunstancia que, cuando se da, tiende a ser pública, por lo que si no encontramos información sobre si los gestores de un determinado fondo están o no invertidos en el mismo, muy probablemente no lo estarán). Además del mencionado incentivo al que da lugar, si ni el mismo gestor confía en su buen hacer para gestionar sus ahorros y los de su familia, difícilmente podremos pensar nosotros en confiarle los nuestros.
La alineación de intereses entre el gestor, o incluso el asesor financiero, y el cliente, es clave para optimizar la inversión. Imagen: EIAF |
- Rentabilidad media del fondo de inversión superior a su índice de referencia
Los fondos de inversión toman como referencia un índice. Para poner un ejemplo rápido, el índice de referencia de un fondo que invierte en bolsa española podría ser el IBEX 35.
Si el conjunto de empresas del IBEX 35 ha dado una rentabilidad media del 5% en los últimos 10 años (valga el ejemplo), y el fondo que estamos analizando ha rentado un 3% de media en esos 10 años, difícilmente parece merecerse las comisiones que sus partícipes han desembolsado: hay que recordar que existen los ETF, productos financieros que básicamente están invertidos, proporcionalmente, en todas las empresas de un índice, p. ej. en las del IBEX 35, y que tienden a rentar como dicho índice (aunque cobrando comisiones muy reducidas, ya que la única labor de quien lo gestiona simplemente es copiar dicho índice).
Internet, Google, nos permite acceder a dichos datos, y si un fondo lo ha hecho históricamente bien, bien podemos pensar que hay bastantes posibilidades de que siga haciéndolo bien (o, a sensu contrario, si un fondo lo ha hecho históricamente mal, difícilmente podemos pensar que ahora justo cuando nosotros invertimos vaya a empezar a dar buenas rentabilidades). Ya se sabe el dicho: rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, pero es un factor importante a tener en cuenta si analizamos el largo plazo.
Además, es importante que la comparación entre el desempeño y resultados de un fondo, y el índice, sea justa. Si un fondo invierte en el IBEX 35, se deberá comparar con dicho índice, pero con los dividendos incluidos (hay que recordar que las bolsas españolas destacan por dar cabida a empresas con una remuneración por dividendo especialmente alta). Finalmente, la comparación deberá hacerse incluyendo las comisiones a la hora de establecer las rentabilidades pasadas del fondo en cuestión.
A la hora de estudiar un fondo de inversión, deberemos comparar sus rentabilidad con la de su índice correspondiente. Imagen: Capital Radio |
- Horizonte temporal de medio / largo plazo
Invertir a largo plazo no significa que haya que esperar al largo plazo para obtener rentabilidades, sino que al gestor no le importa esperar a que el mercado detecte el valor de una inversión y el precio se ajuste a dicho valor. Habrá ocasiones en las que el mercado tarde más, y otras que tarde menos, pero al estar los fondos normalmente invertidos en muchas compañías, si el trabajo del gestor es bueno se tenderán a ir cubriendo unas a otras (y si la cotización de una empresa cuyo valor el mercado ha detectado sube mucho, el gestor venderá estas acciones para comprar más de las que el mercado aún no ha detectado, potenciando las rentabilidades futuras de la siguiente).
En muchas ocasiones los gestores invierten cuando se publican a bombo y platillo noticias o informaciones que reflejan valor en una empresa, valor que no está totalmente recogido por el precio. El problema es que como para la mayoría es evidente, la inversión no se realiza con toda la diferencia que sería deseable entre el valor y el precio (lo que en la jerga inversora se conoce como "margen de seguridad"). Y cuando el margen de seguridad es reducido, pues eso, cualquier cambio en las circunstancias puede dar lugar a que las rentabilidades no se den, o que estas sean reducidas.
Sin embargo, hay gestores que invierten en empresas cuyo valor no está a la vista de todos, con la confianza de que, al final, todo valor acaba saliendo a la luz, y cuando llega el momento, al haber invertido con mucho margen, habrá muchas más posibilidades de que las rentabilidades lleguen (por haberse invertido con un margen de seguridad suficiente, a prueba de imprevistos en el negocio en cuestión), y que además sean muy elevadas.
Por supuesto, no todos los inversores están dispuestos a esperar al largo plazo, pero si no es así, quizás la renta variable no sea lo más adecuado para los mismos, y deban recurrir, p. ej., a activos inmobiliarios o bonos, que aunque menos rentables históricamente, rentan a priori desde el minuto 1.
Las inversiones en empresas cotizadas, idealmente, deben realizarse pensando a largo plazo. Imagen: BNP Paribas |
- Adecuada percepción del riesgo
Aquí es interesante citar al estupendo inversor Warren Buffett. En primer lugar, cuando explica las dos reglas fundamentales de la inversión: la 1.ª, no perder dinero; la 2.ª, no olvidar la primera regla. Y por perder dinero entiende, y entiendo, perderlo definitivamente. Las empresas cotizadas, como cualquiera que no lo haga, pueden quebrar, pueden llegar al extremo de liquidarse, y por tanto hay que valor no llegar a ese extremo antes de invertir (o bien, valorar si la empresa posee activos que, de producirse una liquidación, nos permitiesen, como accionistas, no perder dinero).
Warren Buffett, también tenía un ejemplo para explicar lo racional y razonable, por parte del gestor de fondos de inversión, de evitar este riesgo de perder dinero. Imagine que dispone de una pistola con mil cargas, y una de esas mil cargas no es de fogueo. Si existiese la posibilidad, aunque sea de una entre mil, de que esa pistola disparase una bala de verdad, ¿jugaría a la ruleta rusa a cambio de una importante suma de dinero? No, ¿verdad? pues con las inversiones es similar: si existe una posibilidad de que la inversión salga mal, que la empresa quiebre y que en la liquidación no haya activos para el accionista, mejor evitarla, aunque la potencial ganancia de la inversión sea muy grande.
Normalmente por riesgo se entiende la existencia de volatilidad. A largo plazo la volatilidad no es un problema, de hecho puede permitir al gestor comprar a precios más razonables, y vender a mejores precios. Si usted confía en su gestor, debe abstraerse de consultar cómo va el fondo muy a menudo (a diario, p. ej.), porque precisamente está delegando esa capacidad de soportar la volatilidad.
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Por Javier García de Tiedra González, Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz.