A diferencia de lo que se pueda pensar, el inversor no nace, se hace (incluso el bueno de Warren Buffett se arrepiente de una mala decisión empresarial en sus primeros años). Todos los inversores en bolsa han tenido unos primeros días, y si el lector tiene en mente empezar a invertir probablemente también los tendrá, emocionalmente agitados. En cualquier caso, hay ciertas acciones, u omisiones, que podemos tener en cuenta para con los comienzos, y que luego agradeceremos (y nuestro bolsillo también).
- Asumir que no debemos tomar decisiones basadas en emociones
Hace poco más de un año compré mis primeras acciones en la bolsa española. Recuerdo –y un buen amigo de la carrera aún me lo señala entre risas de vez en cuando–, lo atacado/nervioso que estaba esos primeros días. Clases por la mañana, del último curso del Grado en Derecho, y resulta que las bolsas en Europa (y por ende la española), abrían a las 9:00. Nunca he sido de mirar el móvil en clase, pero cuando te ves que cada minuto tienes 100€ más, 100 menos, 500 menos, 300 más... tienes la sensación de que tus ahorros están absolutamente al albur de no sabes qué. Y puede resultar agobiante, muy agobiante.
Tras tres días de no descansar demasiado bien, aproveché que se recuperaron las acciones y las vendí todas. Menudo alivio. No había ganado nada, tampoco perdido, pero tras esos agobiantes días me quedé ciertamente satisfecho.
Lo cierto es que vendí llevado por las emociones. Hay que asumir que somos seres emocionales, que el resto también lo son, y que al principio la presión para vender sin un fundamento de peso puede ser grande (o para comprar, p. ej. porque veamos que todo suba mucho). Habrá afortunados a los que no les pase, pero a la mayoría le pasará, y no lo podemos evitar, simplemente hay que aguantar esas primeras tentaciones, y obligarse a ser racional (con el tiempo, acabaremos comprando cuando todo cae, y vendiendo cuando todo está muy caro, lo cual resulta bastante más racional).
- No comprar acciones de nuestro banco fundándolo –sólo– en que no nos cobran comisiones: la elaboración de una tesis de inversión
En bolsa hay que elaborar nuestras tesis de inversión, fundamentar por qué hemos decidido invertir en una empresa. Y que no nos cobren comisiones, aunque está muy bien (y si tenemos motivos de peso para invertir en ese banco pues mejor que mejor), no obsta el hecho de que esas acciones puedan ser una mala inversión (si el banco vale un 30% menos que su cotización actual, de poco nos va a valer comprarlas por ahorrarnos un 0.5% anual en comisiones).
Y a mí me pasó, ojo, mis primeras acciones fueron de una de los principales entidades financieras en España, que también utilicé como bróker. Y a lo mejor había razones para considerarla una buena inversión, razones fundadas, pero yo las compré impulsivamente y las vendí igual. Como decía Warren Buffett, está bien aprender de los errores, pero de los errores de los demás.
- Evitar empezar a operar sin habernos informado –o formado– previamente
Lo cierto es que no tenemos que tener prisa. Aunque digamos, con los datos de rentabilidad de las bolsas en la mano, que el mejor momento es ayer, que ya vamos tarde, esto es aplicable al inversor informado, para meter la pata prisa ninguna.
Tenemos vídeos en Youtube de gestores estupendos (podéis buscar p. ej. vídeos de Ivan Martín, Francisco Paramés, Álvaro Guzmán de Lázaro, Alejandro Estebaranz o Daniel Lacalle) y libros aún mejores para introducirnos (a mí particularmente me encantó y sirvió mucho el de Peter Lynch, "Un paso por delante de Wall Street", pero se pueden encontrar muchos otros).
Leer la prensa económica y escuchar la radio está muy bien (yo lo hago y aportan ciertamente valor para estar al día de todo), pero donde esté una buena conferencia de una o dos horas, o un buen libro, que se quite todo lo demás (y si ya haces un curso o máster que merezca la pena pues mejor aún, pero ya ahí hay que tener más tiempo y presupuesto).
En fin, yo tuve la suerte de informarme a posteriori y no pagarlo con pérdidas, pero fue eso, suerte, mejor tenerlo todo lo más amarrado posible (ya que incluso así hablamos de inversiones, no podemos acertar siempre, sólo podemos pretender acertar más que errar).
- Saber que las bolsas españolas son mucho más que el IBEX 35
Esto, que puede parecer una obviedad para el avezado inversor, puede no serlo tanto para un neófito que está empezando. Lo cierto es que el IBEX 35 es un índice, una representación de las empresas que cotizan en las bolsas españolas, empresas que para estar en el IBEX deben cumplir determinadas características [no sólo tamaño –capitalización–, sino que también p. ej. se exige que sus acciones sean lo suficientemente líquidas (es decir, que se compran y vendan lo suficiente)].
Como decía, las bolsas españolas dan cabida a muchas empresas que no están presentes en el IBEX, pero que no por ello vamos a dar de lado. De hecho las empresas pequeñas suelen estar más infravaloradas, y tienden a crecer más que las grandes, pero precisamente ese pequeño tamaño y en ocasiones la falta de liquidez de sus título, hacen que los grandes patrimonios y grandes fondos no posen en ellas su mirada (no por nada, sino porque si hoy te han entrado suscripciones por valor de 10 millones de € en tu gran fondo, y quieres comprar acciones de una compañía que capitaliza a 100 millones –pequeño tamaño–, y que cada día sólo te ofrece la posibilidad de comprar 10.000 o veinte mil euros –falta de liquidez– pues tienes que pasar de ella, e irte a las empresas grandotas del IBEX, dónde podrás colocar sin problemas esos 10 millones).
En cualquier caso, para el fondo pequeño o para el inversor particular la capitalización de las empresas o la liquidez de sus acciones son un problema menor, y puede aprovecharse de que, en ocasiones, están tiradas de precio (y cuando crezcan lo suficiente, posarán en ellas los ojos los grandes fondos y patrimonios, y se revalorizarán hasta su valor intrínseco).
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Por Javier García de Tiedra González, Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz.