Cuando invertimos en renta variable, en negocios que cotizan en bolsa, tenemos que tener claro lo que significa el largo plazo como horizonte temporal. No debemos confundirlo con el largo plazo cuando invertimos, por ejemplo, en renta fija (en la que prestas una determinada cantidad a una empresa o Estado, a cambio de un interés anual –interés que, entre otras cosas, variará precisamente según el plazo convenido–), ya que son operaciones de inversión totalmente diferentes, que se rigen por diferentes reglas.
- El largo plazo en las inversiones en renta variable, y la flexibilidad
Cuando alguien invierte en bolsa, e invierte a largo plazo (bien directamente, bien a través de otros vehículos financieros como fondos de inversión), no se promete –o no debería– que va a desinvertir en X años. No. Inviertes, o tú gestor invierte, porque entiende que el valor de la empresa en cuestión justifica, teniendo en cuenta su actual precio, la inversión. Pero el gestor, o el inversor particular, no tiene la menor idea de cuándo, si es que ha hecho bien su trabajo, el mercado bursátil, el conjunto de personas que en él participan, le van a reconocer el valor, ajustando por tanto el precio. Veámoslo a continuación con un ejemplo.
Imaginemos que invertimos por nuestra cuenta. Hemos descubierto una empresa prometedora, que cotiza en la bolsa de nuestro país, y tras estudiarla a conciencia hemos llegado a la conclusión de que vale el doble. Si invertimos en la misma hoy, y lo hacemos a largo plazo, podemos tener la razonable conclusión de que se reconocerá el valor intrínseco del negocio, pero puede que se reconozca mañana, o puede que dentro de cinco años. Si mañana el precio de cotización se dobla, pues seremos flexibles, e inteligentes, y venderemos; si tarda dos años, pues aguantaremos estoicamente lo que nos caiga por el camino hasta que finalmente se alcance su precio objetivo.
- Siempre a largo plazo, "mientras vayamos perdiendo"
Decía Álvaro Guzmán de Lázaro, estupendo gestor de AZ Valor, en su Conferencia Anual de Inversores de 2017, que lo importante es estar dispuesto a esperar al largo plazo mientras vayamos perdiendo, mientras que el valor y el precio no converjan.
Y es que, contaba, los clientes, o potenciales clientes, le comentaban: "¡cómo voy a estar yo a largo plazo permanentemente, en algún momento me tendré que jubilar o necesitar el dinero!". Pues sin duda, lo importante es aguantar cuando vienen mal dadas, pero cuando no es el caso, y vamos ganando (es decir, cuando tenemos plusvalías), no hay necesidad de aguantar (si necesitamos el dinero, pues reembolsamos, que para eso se invierte, y lo gastamos en lo que sea que queramos o necesitemos).
- La importancia de soportar la volatilidad, si invertimos a largo plazo
Hace unos días, comentaba Otto Kdolsky, miembro del equipo gestor de la gestora Magallanes Value, en una charla sobre Peter Lynch y Pat Dorsey (cuyos libros, por cierto, merece la pena leer), destacaba la importancia de tener un buen estómago cuando se producen caídas, estómago para aguantar. Le habían preguntado por las ventajas y desventajas del particular de invertir por su cuenta (Peter Lynch, en sus libros, animaba al ciudadano de a pie a hacerlo, a invertir).
Como decía uno de los fundadores de la misma gestora, Iván Martín, los momentos de volatilidad, de caídas, en bolsa siempre acaban por llegar. No tiene sentido para prepararse para ello, salvo hacer bien tu trabajo en el día a día, pero sí es importante ser capaz de tomártelo con calma y fríamente tomar las decisiones que estimes oportunas.
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- ¿Es rentable invertir a largo plazo?
Aprovechando que hablamos sobre el horizonte temporal y las inversiones, y que al fondo que gestiona Alejandro Estebaranz, True Value, le han dado hoy el premio Rankia al mejor fondo de renta variable del año, pues os dejo un interesante vídeo del mismo:
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Por Javier García de Tiedra González, Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz.