La figura de la volatilidad está muy presente en el ecosistema inversor de nuestros días. Prácticamente se equipara volatilidad a riesgo, y parece una consideración mayoritaria, no sólo por parte de ese porcentaje de la ciudadanía que decide invertir sus ahorros, sino también desde los mismos asesores y gestores, mayoritariamente. ¿Equivale realmente volatilidad a riesgo? Realmente depende de tu actitud hacia la inversión, entiendo yo, y de tu horizonte temporal, vamos a darle una pensada.
- ¿Cuándo es un riesgo la existencia de volatilidad?
A veces pienso que el problema no es de semántica, sino de que no matizamos. Veamos, cuando afirmamos que la volatilidad es un riesgo, ¿nos referimos al riesgo de perder dinero de forma permanente (aquel riesgo que parece racional tener en consideración), o al riesgo de perder dinero aquí y ahora (pero quizás no en el futuro si no vendemos)?
Seguro habrá quien me entienda a la primera, y quien piense que no hay diferencia, pero realmente la hay. Veámoslo con un ejemplo. Supongamos que una empresa cotiza a 50€ por acción. Compramos acciones, y sucede un evento que, aunque genera una caída generalizada en todos los valores de un determinado índice (también del nuestro, pongamos que del 20%), no afecta a la marcha del negocio de la empresa en la que hemos invertido. ¿Supone un riesgo esa volatilidad puntual del 20% en la cotización de nuestro valor? Puede ser un riesgo si necesitas, por lo que sea, desinvertir ahora, es decir, es un riesgo de perder dinero si vendes ahora. Pero no parece ser un problema para la cotización futura de la empresa, ya que el potencial de revalorización de la misma ha aumentado (si, tras hacer nuestra tesis de inversión, calculamos que la empresa valía 60€, y por eso compramos, el hecho de que ahora, por histeria colectiva puntual, la empresa cotice a 40, debería ser algo positivo, una oportunidad para comprar con un mayor margen de seguridad y potencial de revalorización.
- Cómo evitar que la volatilidad sea un riesgo, y convertirla en una importante aliada
Parecerá una obviedad, pero es una verdad que –como suele decir Iván Martín, gestor de Magallanes Value– "se cae y rompe el suelo": no hay que invertir dinero que podamos necesitar a corto/medio plazo (o, al menos, no en renta variable). ¿Usted puede necesitar su dinero el año que viene, o en dos años?, ¿sí? Pues la renta variable no es lo más recomendable para usted (si no fuera por su deplorable rentabilidad actual, le diría que se abriera un depósito bancario). ¿Está convencido de no necesitarlo en 4-5 años? Pues aproveche, invierta en renta variable, directa o indirectamente (usted mismo, o a través de fondos de inversión), y tenga a la volatilidad como una aliada para rentabilizar mejor sus ahorros.
Si, como suele decir el Sr. Buffett, el Sr. Mercado se levanta hoy aterrorizado y le vende a usted todo a mitad de precio, aproveche y compre. A todos nos gusta comprar en rebajas la ropa a un menor precio, siendo el mismo producto, pues aprovechemos las oportunidades de comprar negocios más baratos.
Con los fondos de inversión pasa exactamente lo mismo: estos están sujetos a cotización diaria, si cuando le toca invertir (si es que invierte periódicamente, el día 1 de cada mes p. ej., algo muy recomendable), ve que puede comprar participaciones de sus fondos a un menor precio, pues está de enhorabuena, no lo vea como algo negativo sino como una oportunidad (eso sí, esto es de aplicación única y exclusivamente cuando se fíe de que el gestor de dichos fondos es un profesional y ha hecho bien su trabajo).
- La volatilidad, para ser aprovechada, requiere de una valoración de nuestra inversión
Nos exige, como es lógico, investigar si las bajadas en las cotizaciones están justificadas o no (o, al revés, si las subidas están justificadas, a efectos en este caso de decidir si vendemos o mantenemos).
Si invertimos por nuestra cuenta, pues tendremos que valorar si nuestra tesis de inversión, los fundamentos para haber decidido comprar acciones de un negocio, se ven afectados o no por ese acontecimiento que ha provocado las bajadas (si es que lo hay, porque a veces la volatilidad no responde a nada en particular, en apariencia). Si invertimos a través de terceros, de fondos de inversión, pues nos lo ahorraremos en principio (salvo que sea usted un inversor profesional que se dedica a invertir en fondos, y habitualmente investiga la marcha de los activos de los mismos), ya que, si nos fiamos de nuestros gestores, lo único que tenemos que hacer es invertir más, o esperar, pero no vender (ya que el potencial de revalorización a priori habrá aumentado).
- ¿El precio de los activos no sujetos a cotización, no fluctúa?
Pues claro que fluctúa, lo que sucede es que no lo vemos en nuestro periódico económico favorito todos los días. Si usted adquiere un bien inmueble hoy, con la intención de legárselo dentro de muchos años a sus nietos, se despreocupará del precio, porque no tiene intención de vender (en todo caso, se preocupará por las rentas derivadas de un hipotético arrendamiento). Sin embargo, si ese mismo inmueble quiere venderlo mañana, a lo mejor no le ofrecen el mismo precio que ha pagado usted hoy (por las razones que sean).
Hay que tener también presente que algunos activos monetarios, como los bonos, están también sujetos a cotización (muchas veces pensamos que no). ¿Cómo un préstamo va a estar sujeto a cotización? Pues sí que lo está, porque igual usted no quiere esperar al vencimiento del bono y quiere venderlo hoy, y porque no vale lo mismo un préstamo al 1%, si ahora quien recibe la financiación se puede financiar al 0.5%, que si se puede financiar al 2% (si la empresa o Estado tiene a día de hoy mejores condiciones para financiarse, le darán menos por su bono, mientras que si sus condiciones actuales de financiación han empeorado le pagarán más). Sobre estos temas es muy recomendable el libro de un gestor español, Miguel de Juan Fernández, de Argos Capital, titulado "El inversor español inteligente" (Don Miguel fue también gestor de banca privada, aunque desde hace años gestiona su propio fondo de inversión).
En todo caso, hay que tratar de aumentar nuestra educación financiera, y entender conceptos como la volatilidad también es importante, tanto para, como hemos visto, beneficiarnos de ella, como para evitar que no vendan productos financieros cuyo principal atractivo no sea la rentabilidad, sino una reducida volatilidad.
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Por Javier García de Tiedra González, Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz.