Personalmente, entiendo que para que la relación entre gestor y partícipe sea lo mejor posible para ambas partes, para que sendos intereses estén alineados, las principales motivaciones del gestor a la hora de hacer su trabajo deben ser dos: preservar el capital a largo plazo, y obtener un track récord lo mejor posible (es decir, un % de rentabilidad media después de comisiones lo más alto posible).
Arriba, Peter Lynch. Su historial como gestor de fondos de inversión lo dice todo: rentabilidades medias durante su carrera profesional del 29%. |
- Obtener las mayores rentabilidades históricas posibles como objetivo del gestor
Realmente, como seres humanos que son, y capitalistas, los profesionales de la gestión de fondos de inversión quieren ganar dinero. Y querer ganar dinero no tiene por qué ser per se malo o bueno para los intereses del partícipe, al final dependerá de cómo pretenda el gestor ganarlo.
Un gestor que aspira a generar las máximas rentabilidades posibles a largo plazo, y que entiende que es capaz de lograrlas echándole horas, por pura lógica tenderá a invertir sus ahorros, el fruto de su actividad, en el fondo que gestiona. Si finalmente las cosas le van bien, y genera atractivas rentabilidades, también ganará un buen dinero por las correspondientes comisiones (el patrimonio del fondo aumentará, y con ello lo ingresado por comisiones), pero realmente con lo que generará el grueso de su patrimonio será con las plusvalías de su propio dinero invertido, que va multiplicándose conforme pasan los años.
Un gestor, sin embargo, que aspira principalmente a ganar dinero, y no tanto a lograr altas rentabilidades, se verá tentado de actuar para lograr que entre en el fondo la mayor cantidad posible de patrimonio, a los efectos de ingresar mucho en concepto de comisiones. Y como cuanto más dinero entra en el fondo, más complicado le resulta al gestor generar buenas rentabilidades, llega a la conclusión de que no le merece la pena especialmente invertir en el fondo que gestiona.
La diferencia entre uno y otro a efectos de hacer fortuna no es muy diferente, probablemente los dos acaben logrando un buen patrimonio. El problema es que las motivaciones influyen de forma diferente en el aumento o no de la riqueza del partícipe que les confía sus ahorros. Las buenas rentabilidades a largo plazo harán rico al gestor y al partícipe; las grandes entradas de dinero en el fondo a corto plazo harán rico al gestor, pero difícilmente harán ganar más al partícipe.
Teniendo esto en cuenta, es interesante fijarse en los gestores que están especialmente centrados en dedicar tiempo a su trabajo, y cuyos fondos no se publicitan demasiado (tendrán que explicar su trabajo, pero a ello dedicarán un porcentaje minoritario de su tiempo). Al final pasa un poco como con las cotizaciones de las empresas cotizadas y sus beneficios, a largo plazo van a la par: con los gestores de fondos pasa algo similar, a largo plazo las altas rentabilidades atraen entradas de dinero en los mismos. Siendo así, lo lógico es centrarse en lograr las rentabilidades, y dejar que el tiempo haga el resto.
Aunque no gestiona estrictamente hablando un fondo, sino una empresa, Berkshire Hathaway, Warren Buffett representa cómo debe ser el gestor ideal. |
- Preservar el capital de los partícipes del fondo a largo plazo
No necesariamente debe un gestor tener sus ahorros invertidos en su fondo para, en su actividad, ser cuidadoso en sus operaciones para preservar el patrimonio del fondo de inversión a largo plazo. Ahora bien, si tiene ahí sus ahorros invertidos, su incentivo es mucho mayor.
Al final en la carrera del gestor de fondos ideal de nada sirve obtener buenas rentabilidades durante un tiempo, asumiendo grandes riesgos, si un año lo pierdes todo, o buena parte. De ahí lo interesante de buscar gestores que persigan eso: rentabilidades altas sin renunciar a la seguridad (relativa, dentro de lo posible) de no perderlo todo (una política interesante a los efectos de no perder todo lo invertido en determinada compañía es evitar en lo posible las compañías muy endeudadas, p. ej.).
Nunca está de más barrer para casa: en la foto, Iván Martín, probablemente uno de los mejores gestores españoles en activo. |
- En definitiva: gestores ambiciosos pero con los pies en el suelo
Difícilmente encontrarás un gestor que lo reconozca, pero al final los mejores gestores sueñan con pasar a la historia de los mejores inversores. ¿Cómo no soñar con ser el Warren Buffett o Peter Lynch español? Y es bueno que así sea. Llega un momento que los gestores competentes tienen más dinero del que pueden llegar a gastar, difícilmente su motivación va a ser ver más ceros en su patrimonio, pero seguro que les da fuerza e impulso pensar que igual los inversores de dentro de 100 años, cuando ellos ya no estén, hablarán sobre ellos, sobre cómo gestionaban, y sobre las increíbles tasas de rentabilidad que consiguieron.
La dupla ideal, por supuesto, es querer pasar a la historia como un gestor competente y ser a la vez consciente de que para lograrlo no te puedes permitir –porque el mercado no perdona–, actuar irracionalmente pensando en el corto plazo. Como decía Daniel Lacalle, economista e inversor, si un año te equivocas mucho en esta profesión te vas fuera, es un mercado muy competitivo.
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Por Javier García de Tiedra González, Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz.