Las comisiones, en los fondos de inversión, es decir, las cantidades dedicadas a los emolumentos de los gestores, y a que estos también cubran sus gastos (que, por lo que tengo entendido, no son menores), son importantes para el futuro partícipe de un fondo, sin duda. Pero invertir nuestros ahorros en un fondo, basándonos principal o únicamente en si este presenta comisiones mayores o menores, es del todo irracional e irrazonable, primero deberemos analizar la rentabilidad que podemos esperar (y sólo entonces, atender a las comisiones).
- ¿Por qué ponemos tanto el foco en las comisiones?
Principalmente, por falta de educación financiera. Eso, y probablemente por malas experiencias pasadas –bien propias, bien de personas cercanas a nuestra persona–, con fondos de inversión.
Si invertimos en fondos de inversión a largo plazo, sin unos mínimos de cultura financiera, vamos a ser simples: como es para mi jubilación, o para la educación de mi hijo que acaba de nacer, a un fondo de renta fija, o a uno mixto (mixto entre renta fija y variable, sí, pero normalmente con mayor protagonismo de renta fija). Esto en principio no es ni mejor ni peor, pero estando las cosas como están (con los tipos de interés a mínimos, y sin demasiadas expectativas de que vuelvan a niveles razonables), la renta fija no nos va a aportar demasiadas rentabilidades (esto es generalizar un poco, habrá fondos que sí las logren, especialmente invirtiendo en renta fija corporativa, pero con la práctica habitual, de inversión en deuda pública, pues difícil). Y si no logras rentabilidades, o son exiguas, por muy bajas que sean las comisiones tenderá a ser una mala inversión.
Respecto a las malas experiencias, si son propias deberemos analizar por qué hemos obtenido un mal resultado, tratar de aprender de nuestros errores. Y si hablamos de experiencia de terceros, deberemos cercionarnos de que realmente han sido malas experiencias (si hay algo peor que sacar conclusiones sin una mínima formación financiera, es hacerlo con el testimonio de un tercero que tampoco la tiene). En ocasiones descubriremos, si indagamos un poco, que o bien el resultado, dadas las circunstancias, no fue tan negativo, o bien directamente fue positivo.
- Por qué no me preocupan tanto las comisiones
En primer lugar, hay que decir que existen máximos legales a las comisiones que pueden cobrar los gestores de fondos de inversión en España (como también existen para los planes de pensiones privados). Lo cual, si tenemos en cuenta las rentabilidades que obtienen unos y otros, personalmente no encuentro justo, pero bueno (¿acaso se merece la misma comisión un gestor que en su carrera logra una rentabilidad media del 20%, que uno que sólo obtiene un 2%?).
Las comisiones son sin duda algo a tener en cuenta, porque no dejan de ser, si planteamos nuestra inversión como un negocio, los gastos fijos del mismo (eso, siempre que no tengan los fondos comisiones de éxito y demás: yo personalmente me centraría en fondos de inversión con comisiones fijas). Ahora bien, nosotros no compramos un negocio sólo por presentar gastos reducidos, sino por la relación ingresos / gastos, que al final dará lugar a los beneficios, o en el caso de los fondos de inversión, a la rentabilidad.
- El dato a tener en cuenta: rentabilidades históricas después de comisiones
Si localizas un gestor de fondos que lleva toda su carrera, veinte años por ejemplo, logrando rentabilidades del 10%, después de comisiones, con su fondo de renta variable, pues te importa relativamente poco que las comisiones sean del 0.5, del 1 o del 2%. A largo plazo, y aún con el clásico dicho de que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, pues te resulta secundario.
Por contra, de nada te sirve un gestor cuyo fondo de inversión tiene unas comisiones bajísimas, pero que en sus veinte años de carrera profesional ha obtenido una rentabilidad después de comisiones del 1%. Ya no sólo porque no es que hayamos ganado poco, sino que esas plusvalías se las comerá la inflación (y aproximadamente una quinta parte la Agencia Tributaria).
- Saber en qué se invierte, para saber qué esperar
A largo plazo, y siempre que preveas necesitar tú dinero, la inversión en renta variable ha sido históricamente la más rentable. Si es éste nuestro horizonte temporal, y no necesitamos el dinero, difícilmente nos deberían aconsejar no invertir en fondos de estas características. Además, si lo que nos preocupa el riesgo, y por riesgo me refiero al riesgo de perder dinero, conforme se amplía el plazo de inversión en empresas cotizadas, más se reduce este (por supuesto, hablamos del conjunto de la bolsa en general, si a nuestro gestor le da por invertirlo todo en una única empresa –algo que, por normativa de la CNMV, no se puede hacer–, pues obviamente el riesgo no se reduciría necesariamente con el paso del tiempo).
Respecto a la inversión en fondos que inviertan total o principalmente en bolsa, debemos ser capaces de soportar la volatilidad, o al menos obligarnos a no mirar los resultados del fondo muy a menudo (lo mejor, si confiamos en nuestro gestor, es establecer un plazo para hacer aportaciones periódicas, y sólo entonces echar un ojo a cómo van los resultados –no por nada, sino porque si estamos invertidos en varios fondos, podremos decidir si invertimos en uno u otro–).
Si invertimos en fondos de renta fija, pues tenemos que asumir que nuestra rentabilidad después de comisiones e impuestos no va a ser muy atractiva, y que corremos el riesgo de que esta sea menor a la inflación, y que por tanto perdamos poder adquisitivo (el coste de la vida sube, y nuestro dinero lo hace en una menor proporción). También es cierto que puede ser una buena opción si pensamos que podemos necesitar el dinero a medio plazo, ya que la volatilidad no va a ser un problema (aunque, si el fondo invierte en bonos, hay que saber que estos también cotizan, y que si suben los tipos de interés, que previsiblemente aunque no mucho algo los subirá el Sr. Draghi en los próximos años, el valor de dichos bonos será menor).
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Por Javier García de Tiedra González, Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz.