Los buenos inversores son tan seres humanos, en lo relativo a las emociones, como el común de los mortales, la diferencia es que son conscientes de que lo son, y en base a ello se obligan a tomar decisiones conforme a fundamentos basados en la racionalidad (o, al menos, a no tomarlas guiados por sus emociones).
- El caso del referéndum independentista en Cataluña como ejemplo paradigmático de buen momento para invertir
Aunque es un supuesto menor, si lo comparamos con la dureza de las caídas en España, p. ej., de las bolsas en 2008 y principios de 2009, el referéndum catalán, que se produjo a principios del mes de octubre pasado año 2017, ha sido un claro ejemplo de un momento en el todo caía y apetecía vender, pero en el que, con los argumentos en la mano, no había excesivos motivos para ello. En cualquier caso voy a utilizarlo a estos efectos, incluyendo mi experiencia personal.
- Octubre y noviembre de 2017: meses de muchas emociones para el inversor español
El tema catalán es un asunto bastante emocional, que afectó, y nos sigue afectando, tanto a esa parte de la ciudadanía a favor de mantener la integridad territorial española, como de los que quieren la independencia (o el término medio, a saber: los que quieren mantener la integridad territorial –o les da igual– pero están a favor de que en Cataluña puedan decidir en ese sentido). Muchas emociones en cualquier caso, estés en la posición que estés, que mal asunto para invertir.
- Posibilidades de éxito de los independentistas catalanes e impacto en las empresas españolas en el caso de lograrse
Lo cierto es que no existían posibilidades reales de que lograsen separarse del resto del territorio español, pero es que incluso en ese supuesto el impacto (al menos a efectos empresariales) tampoco hubiese sido para tanto (como ya vimos, y vivimos, buena parte de las empresas cotizadas que tenía su sede social en Cataluña eliminó o redujo dicho riesgo cambiando su sede a otra localización del territorio español). Y las que estaban en España pues más de lo mismo: si Cataluña se hubiese independizado seguirían vendiendo la mayor parte de sus productos fuera de España, y si vendían en Cataluña probablemente seguirían vendiendo allí.
En relación a estas posibilidades reales de que los catalanes independentistas lo lograsen, con la experiencia empírica en la mano la independencia de un territorio que forma parte de otra mayor sólo se ha logrado de dos formas: bien con mecanismos legales [a través de una habilitación nacional para llevar a cabo un referéndum, como podría ser el caso de Reino Unido con Escocia, o Canadá con Quebec (que luego tienes que ganar, que no fue el caso de Escocia o Quebec), o bien con los mecanismos previstos en el Derecho Internacional para casos de descolonización (aquí podríamos se encuadrarían los casos de las colonias inglesas, francesas y demás en África)], bien a través de las armas (el caso paradigmático es Estados Unidos). Bien, el caso es que en Cataluña el gobierno independentista ni tenía habilitación legal, ni intención de alzarse en armas (lo cual es de agradecer, por otro lado), por lo que no tenían posibilidades reales.
- Mi experiencia personal como inversor en fondos de inversión en este período de inestabilidad en España
En lo personal, aproveché para comprar más, reduciendo el porcentaje de mi patrimonio que tenía en liquidez, aunque reconozco que tuve que tirar de estómago. Y hay que tirar de estómago, porque aunque tu hayas analizado el asunto, y estés tranquilo al respecto, en el medio que te rodea reina la intranquilidad y la indignación (en los medios de comunicación, en tus amigos, en tus compañeros del máster). En fin, recuerdo al día siguiente al referéndum tomar un café con una amiga, y comentarle que estos días eran los mejores históricamente para invertir, aunque el cuerpo no animase a ello, y que me miraba bastante extrañada, por no decir pensando que estaba un poco loco. En cualquier caso, en vez de invertir a nivel europeo, o no hacer nada, invertí fuerte en España.
El resultado: compré en un momento en el que el fondo de inversión en cuestión, que invertía mayoritariamente en España (y que por cierto aprovechó para comprar más, al tener una parte de su patrimonio en liquidez para casos como este), estaba en negativo, y meses más tarde el panorama se tranquilizó y pasó en ese tiempo de un -2% a rentar casi a doble dígito en positivo (sobre esto, ya escribí en el blog que la volatilidad, producto muchas veces de las emociones, y presente periódicamente en las bolsas, puede y debe ser una aliada para lograr una mayor rentabilidad, comprando cuando el resto tiene miedo de hacerlo). Si me hubiese dejado llevar por las emociones habría cristalizado la pérdida, en vez de aprovechar para comprar negocios que no habían cambiado nada a precios rebajados.
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Por Javier García de Tiedra González, Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz.