miércoles, 30 de mayo de 2018

El bendito problema de las empresas de encontrarse en situación de caja neta

Financieramente, las empresas se pueden encontrar en tres situaciones: bien una situación de endeudamiento (que podrá ser mayor o menor, más o menos asumible), una situación de saneamiento digamos neutro (con ausencia de deuda y ausencia de caja neta), o bien una situación de caja neta (es decir, para entendernos, la empresa tendrá ahorros en su cuenta bancaria).

Caja neta, empresas e inversion

- La asignación de capital como labor esencial del equipo directivo


El equipo directivo ideal, en una empresa, es aquel que, motivado normalmente por una correcta alineación de intereses con el accionista, maximiza la asignación de capital (entenderemos por capital el remanente de los ingresos empresariales, tras haber satisfecho el correspondiente dividendo –si existiese–, los intereses derivados de su deuda –si es que tiene– y demás gastos de no inversión).

- La existencia de caja neta y la incapacidad del equipo del equipo directivo de asignar capital


Si la labor de un directivo es asignar capital, decidir el destino del mismo, y no se invierte en nada, podemos llegar a la conclusión, a veces errónea como veremos, de que no están ganándose su sueldo.

Sin embargo, determinados negocios, como los industriales, requieren de mucho capital para avanzar. Así, empresas cotizadas como Iberpapel (que, como su nombre sugiere, se encuadra en la industria papelera), se dedican durante años a mantenerse en una situación de ausencia de deuda y de constante ahorro, para llegado el momento llevar a cabo fuertes inversiones para crecer. Y en principio el equipo directivo cumple debidamente su función: si hay que ahorrar diez años para comprar la maquinaria necesaria para fabricar otro tipo de papel, más moderno, y que es el que demanda y se espera que siga demandante en el futuro el mercado, pues se debe ahorrar durante esos diez años.


- La ausencia de deuda como garantía frente a una fuerte subida de los tipos de interés


Hoy día presenciamos situaciones ciertamente extrañas, contrarias a toda lógica: Estados y empresas más endeudados que nunca, financiándose a unos tipos de interés bajísimos. Esto trae causa –y no es ningún secreto– de la intervención en el mercado monetario de los diferentes Bancos Centrales.

Tampoco es ningún secreto el apoyo generalizado que dichas políticas tienen, apoyo interesado por parte de esas empresas y Estados que tan endeudados están (y de aquellos que tienen intereses creados en esas empresas y Estados). El problema, como siempre sucede cuando se manipula el normal ir y venir de los mercados, conforme a las clásicas leyes económicas de la oferta y la demanda, es que acaba corrigiéndose abruptamente.

En estas circunstancias, y dada nuestra nula capacidad como individuos para influir en lograr que se abstengan de llevar a cabo este tipo de política, lo único que podemos hacer es invertir en empresas que, o bien no se puedan ver afectadas (por no tener deuda), o bien que no les afecte en demasía (por tener un apalancamiento reducido). Y así, en esta línea, escoger empresas con escasa deuda o incluso con caja neta, o, si invertimos a través de fondos de inversión, escoger aquellos dirigidos por gestores que valoren como algo positivo e importante esta circunstancia a la hora de seleccionar las empresas que van a constituir sus carteras.

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Por Javier García de Tiedra González, Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz.